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jueves, 18 de noviembre de 2010

LEMON PIE


Tenía más o menos claro que los pacientes no iban a venir cargados de carajitos, moscovitas, o casadielles para el desayuno, raro hubiera sido, pero no sabía que ni siquiera traerían un triste bizcocho de vez en cuando, no nos queda más remedio que autoabastecernos.

Algún día han tocado los cupcakes que encarga Jen, otras veces las cookies que Barb sube para todos de la cafetería, la fellow trajo arándanos de chocolate de su reciente viaje a Maine -la langosta no pegaba bien con el café- y en los cumpleaños siempre aparece una tarta gigante, adornada con letras de colores, que todavía no me explico como son capaces de zamparse y no dejar ni las migas. Yo, siguiendo con las buenas costumbres adquiridas, intento llevar algo de cada excursión, lo último una tarta de cerezas de Door County, éxito absoluto.

Hoy ha tocado tarta de queso y limón, casera y cocinada por Leah, un gran descubrimiento del que tengo que hacerme con la receta para practicar a la vuelta. Hay veces que la gastronomía local sorprende, aunque no sé si tanto como para que la primera edición de la Guía Michelin de Chicago le de alguna estrella a veintitrés restaurantes de la ciudad, y a dos de ellos tres, habrá que probar alguno. De los de tres, ya puestos.

Algo de música.

1 comentario:

  1. Si las tartas son como la que yo conozco, me asombro también de que seáis capaces de tomarla en una sentada. ¿Entre cuántos, exactamente?

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