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domingo, 24 de enero de 2010

BELMONT REPORT




Primum non nocere

En este país hay que hacer mil gestiones para cualquier cosa. Estos días he estado dedicando el tiempo entre exploraciones a tratar de acabar unos cuantos cursos y exámenes, unos para poder participar en trabajos de investigación, otros para poder realizar experimentación con animales y otros para que me permitan seguir trabajando y no me deporten. Así que me estoy quedando como un chino de tanto leer en el ordenador, pero hoy por fin he terminado.

Parte de los cursos me intentaban explicar todo lo relativo a la protección de datos, la confidencialidad de la información clínica de los pacientes, sus leyes con sus artículos y las sanciones correspondientes...vamos lo mismo que a ese lado del mundo con la diferencia de que aquí se cumple...los españoles siempre han sido de natural cotillas (que no curiosos, como a algunos les gusta defenderse).
Otro tanto sobre experimentación animal, ésta vez además de los tests de rigor incluían una detallada selección de preguntas sobre la salud propia, por si me pegan algo los bichos...o se lo pego yo a ellos.
Para convertirme en un científico de pro, me he tenido que empollar un buen número de páginas sobre investigación médica, diseño de trabajos de investigación y publicaciones científicas. Ha sido lo más interesante y ahí he encontrado esta bonita anécdota.
Al acabar la segunda guerra mundial, en el juicio de Nüremberg, se condenó a muerte a siete médicos nazis y otros ocho fueron condenados a varias decenas de años de cárcel, por las atrocidades cometidas. La sentencia inspiró el Código de Nüremberg, que recogía los requisitos mínimos que debía cumplir cualquier investigación ó experimentación con seres humanos. Los médicos de los países civilizados de la época consideraron que su aplicación ya era práctica habitual y que sólo ideologías salvajes como el nazismo podían osar a contravenirlos.
Casi veinte años después, el Dr. Beecher publica en New England Journal of Medicine un amplio artículo, algo así como un metaanálisis de la época, en el que analiza un total de 22 ensayos y trabajos de investigación de otros tantos colegas, todos ellos gente de bien y de reconocido prestigio. Cada uno de los trabajos estudiados contravenía varios, sino todos, los puntos recogidos en el Código de Nüremberg.
De esos trabajos uno me llamó la atención. En el Hospital Judío de Enfermedades Crónicas de Nueva York, se les inyectaron células cancerígenas a 22 ancianos con algun tipo de enfermedad debilitante con intención de comprobar si un organismo enfermo era capaz de eliminarlas. Ni los pacientes ni sus familias fueron informados del estudio.

Al final, lo que más claro me ha quedado ha sido el principio.

2 comentarios:

  1. Aunque los americanos sean más serios que los españoles al final todo el mundo hace los que le parece y luego se intenta justificar. No vamos a ser los únicos. Pero ellos tienen menos prejuicios que nosotros, o por lo menos los disimulan mejor.

    Besos.

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  2. Desde luego aquí los prejuicios brillan por su ausencia, en el buen y en el mal sentido. Por cierto, las fotos de Navidad geniales, sobre todo las de mi ahijado...se pega en la pila. Besos

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