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miércoles, 7 de abril de 2010

CHARCOS




He tenido que chapotear un poco para llegar al hospital y la cosa seguía igual de vuelta a casa, por aquí están de moda las katiuskas pero no me acaban de convencer, y eso que me recuerdan a los días de lluvia en el verano, con impermeables amarillos. La llegada de la lluvia me ha permitido comprobar que aquí también son de los que creen que caen piedras en lugar de agua, la gente teme salir a la calle y la ciudad se ha sumido en el caos más absoluto.

Hace un par de días terminó uno de los grandes acontecimientos deportivos de este país, aunque posiblemente sea una redundancia ya que no se si existirá aquí algún gran acontecimiento que no sea deportivo. La March Madness reúne a los mejores equipos universitarios de baloncesto, sesenta y cinco en total, que tras varias eliminatorias se quedan en cuatro para decidir el campeón. Todos los pubs están adornados con enormes carteles donde hacer apuestas sobre los nombres de los finalistas, incluso Obama, el jefe de todo esto, hace la suya en la televisión -esta vez no acertó ni uno de los cuatro elegidos- los periódicos no hablan de otra cosa y es el tema de conversación de cada mañana en el autobús o en el trabajo.
Este año la final la jugaron Duke, el gran favorito, y Butler, la cenicienta del torneo, una minúscula universidad de Indiana que no contaba para nadie. Como ejemplo de la diferencia basta fijarse en los entrenadores, el de los Blue Devils de Duke es además el seleccionador nacional de EEUU, el de los Bulldogs de Butler un tipo de treinta y tres años. Al final no pudo ser y la cenicienta se quedó en eso...sólo por un par de puntos.

Los padres leerán aquí los siguientes capítulos, formando parte de la historia. Música para el final.

2 comentarios:

  1. Me he pegado una buena panzada a leer, comentarios incluidos, teniendo en cuenta que no te leía desde antes de ir a Vetusta.
    Cuidame a los padres por allí; espero que lleguen bien siguiendo todas tus indicaciones.
    Bss

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  2. Puede que desde antes de la caída del muro no corran tanto peligro y sea tan corta la vida de unos moscovitas en Estados Unidos...
    Que los que duplican la población hayan llegado bien, lo pasen muy bien por aquellos pagos e inauguren la ristra de visitas pero dejando algo para los demás.
    Un beso a los, ahora ya, cuatro.

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