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viernes, 11 de junio de 2010

VUVUZELAS


En un país dominado por deportes extraños de los que ya os he tenido al corriente, pensaba que se me iba a hacer difícil encontrar un sitio donde seguir el mundial, ese acontecimiento que parece haber paralizado el mundo conocido pero no este pequeño reducto, que aun resiste cual aldea gala y sigue su vida como si nada. Así las cosas, no me esperaba poder ver un rato del primer partido en una sala de endoscopias, ventajas de tener cinco pantallas, solo se han echado de menos las cervezas y las patatas. Ya tengo sitio para ver el miércoles el debut de eso que nunca se había llamado La Roja, nombre que se han empeñado en inventarse, hortera y artificial donde los haya. Somos únicos copiando cosas…siempre escogiendo las peores y las más absurdas. La duda es...¿llevaré unas coronitas?.

Y después de todo eso, hemos terminado el día ó hemos empezado el fin de semana -son maneras de verlo- con una cena en casa de los amigos taiwaneses. Con palillos, descalzos y sentados en el suelo; no me pidáis que a estas horas os repita el menú, pero todo buenísimo y poco picante, de acuerdo con lo prometido...y de postre, licor de patata coreano.

Música para variar y a disfrutar del sábado.

1 comentario:

  1. Pues éste, la chica de la lluivia y la cuñada suiza lo vamos a ver en la vieja Vetusta (y dále con la redundancia) y con el morbo añadido de la rivalidad en la familia.
    Besos

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