MISERIA

Hace unos días leí que este país tiene cuarenta y dos millones de pobres, que para la primera potencia mundial ya son pobres, más del 14% del total de habitantes. Según los baremos que utiliza la oficina del censo, a todas esas personas no les alcanzan los ingresos como para permitirse una comida al día, se mueren de hambre en un país donde más del 60% de la población tiene, al menos, sobrepeso. En Illinois, como ejemplo, una cuarta parte de la población es obesa.

La verdad es que la noticia me sorprende sólo a medias, no hace más que poner números a lo que se puede ver en la calle. Los homeless, aunque casi se hayan convertido en una atracción turística, son multitud y cada vez hay más jóvenes que terminan viviendo debajo de un puente; hay barrios que son auténticos ghettos, en los que es imposible creer que estás en el primer mundo, con basura amontonada en las aceras, casas sin una sola ventana intacta, edificios quemados y en los que es muy fácil darse cuenta de que la vida de una persona no vale demasiado; rara es la semana en la que lea en el periódico que sólo en Chicago, el número de asesinatos no ha superado la docena.

Hay más de cincuenta millones de personas que no tiene seguro médico, lo que aquí es sinónimo de no tener derecho a la atención sanitaria. La famosa reforma de Obama, que en la vieja Europa se vendió como una auténtica revolución, no alcanza más que para obligar a todo el mundo a contratar un seguro, o a las compañías aseguradoras a pequeños cambios que nos cuesta creer que realmente existieran hace pocos meses, como que las mujeres no tengan que pagar más por el simple hecho de serlo...pero eso da para otra historia un día de estos.

Y esta es solo una parte de la cara oculta del paraíso, que como casi todo, también tiene una. Aunque lo peor es que la otra parte de la población lo ignora por completo y parece vivir en una país distinto. Y supongo que el primer paso para solucionar un problema, es darnos cuenta de que tenemos un problema.

Algo de música