La amiga americana tiene una profesora de literatura española con cierta afición por los modernistas suramericanos. Casi todos admiradores, y casi todos imitadores, de Poe y cuentistas como él; y también con cierta fijación por la muerte y otros temas igual de tétricos.
A pesar de su muy decente castellano, hablado con un leve acento de Whiting, la pobre no consigue superar el aburrimiento cada vez que abre uno de esos libros y sufre intentando entender lo que tratan de contar, cosa que yo a duras penas consigo. Un poco perdida entre tanta metáfora, nos ha pedido auxilio y ahora depende de mis explicaciones el éxito de su exposición del lunes, me puede la presión.
Así que hoy, después de un desayuno hipercalórico en el Mary's y una nueva visita a uno de nuestros mejores descubrimientos de estos días, la pescadería de Isacson&Stein, me he pasado la tarde intentando descifrar uno de sus cuentos. Unas cuantas horas entre bosques oscuros, violetas negras, flores que lloran, estramonio y mandrágoras regadas con sangre humana. He echado en falta al cuervo.
Algo de música.
Pues cuando estaba allí, no sé por qué, pero el Mary's no dejaba de recordarme al Roslyn's Café... aunque eso sí, le falta el reno...
ResponderEliminar...y le falta que Adam se deje caer de vez en cuando para echar una mano en la cocina. Aunque no está del todo mal.
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