Hasta que en el siglo XVI cambiamos el calendario gregoriano por el juliano, heredado de los romanos y que había estado vigente hasta entonces, hoy era la noche más corta del año porque coincidía con el solsticio de invierno. Pero pese a que el refrán se siga empeñando en que sea así, todavía quedan casi diez días para eso.
Supongo que será por todo eso de la luz y la oscuridad y la lucha entre ellas por lo que en muchos países nórdicos celebran este día con coronas de velas en la cabeza. Y como Chicago fue uno de los centros de la emigración sueca al nuevo mundo, aun se sigue celebrando de esa manera en Andersonville, tomado hoy por niñas con velas por sombrero y por niños disfrazados de estrellas y con linternas en la mano, porque ahi fuera esta frío y oscuro. Si no llega a ser por eso, nos habríamos dejado caer por allí para comer pepparkakor y lussekatt.
Y hoy seguimos con la racha de felicitaciones de estos días. Ésta vez a Lua, la del santo, y en su honor una canción. Me resulta más fácil que otras veces, porque de vez en cuando compartimos gustos musicales.
Aquí escribo yo por alusiones, aunque sea con retraso.
ResponderEliminarYo, como siempre, leyendo de diez en diez: me he enterado del nuevo corte de Penélope, de las primeras nevadas y del paseo virtual por las asturias.
Por aquí, muchas cajas de mudanza apresurada, frío y la navidad a la vuelta de la esquina.
Muchas gracias por el tema musical! Besos grandes