COSTUMBRES

Van pasando los días y vamos coleccionando misterios sin resolver en nuestro expediente X particular. Unos ya son conocidos, el cuarto de lavado y secado, donde nos vemos obligados a perder una tarde a la semana sin ninguna posibilidad de entretenimiento; esa extraña manía de amputar apellidos convirtiéndome de repente en varios personajes diferentes; la curiosa alergia a las bayetas, en su lugar tienen trapitos desechable con diversos aromas, y a las esponjas, en este caso no hemos encontrado el sustituto.

Pero aún quedan otros muchos. Sus folios son más cortos y más anchos y sobresalen de mis carpetas...mis folios también sobresalen de sus carpetas; los enchufes tienen unas originales clavijas aplanadas que nos hacen coleccionar adaptadores; desconocen el grifo monomando, salvo en las bañeras, donde curiosamente sólo regulan la temperatura del agua, no la cantidad que sale; las tiendas no incluyen los impuestos en los precios, por lo que al pagar te das cuenta que el chollo no lo era tanto; hay un montón de iglesias con la bandera del arco iris en puertas y fachadas...¿aceptan gays?, ¿sólo aceptan gays?, ¿el cura es gay?, ¿les molan los TeleTubbies?...

Luego están esas extrañas normas de educación que les obligan a coger los cubiertos de las formas más imaginativas...¿cómo podrán comer así?, por las que jamás saludan ni hablan en los ascensores pero que en cambio les hacen pasarse diez minutos sujetándote una puerta. También la agotadora costumbre de hacerte deletrear cualquier palabra que no entienden o de poner la fecha al revés...que alivio al llegar el día 13, cuando ya no hay posibilidad de error.

De vuelta a casa, llegando a la estación, alguien me ha tocado el hombro. Al girarme veo a una pelirroja, sonriente...tras unos cuantos segundos se da cuenta que me ha confundido con un tal Steve, me cuenta que lleva diez minutos persiguiendo al hombre equivocado. Tengo un doble americano.

Música para un merecido fin de semana.