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martes, 16 de febrero de 2010

COTTAGE GROVE



Good morning. What would you like to do with the rest of your life?...una manera un poco fuerte de empezar el día. Esto se lee en algunos de esos vasos de cartón en los que, por aquí, se pasan el día bebiendo café, y con esa frase me he tropezado esta mañana en el autobús. ¿Si contesto se cumplirán mis deseos?.

Por la tarde, nueva experiencia con la administración pública norteamericana, esta vez para tratar de conseguir nuestro número de la seguridad social y la tarjeta correspondiente, que no os engañe el nombre, poco tiene que ver.
Lo suelen pedir para abrir una cuenta en el banco, alquilar un piso, contratar un móvil...lo suelen pedir pero no deben, porque no es obligatorio tenerlo. Para evitar problemas y discusiones estériles todo el mundo te recomienda solicitarlo, interesante manera de solucionarlo, en lugar de impedir que exijan algo que no pueden exigir.
Allá nos hemos ido, avisados de que podíamos tener problemas. En la puerta de la oficina de la SSA, varios carteles recordando la prohibición de comer, beber, hablar por el móvil y llevar armas, me quedo mucho más tranquilo. Tras casi tres horas de espera nos llega el turno, presentamos papeles, pasaporte, formularios...parece que todo en orden, me entregan el resguardo. Pasan a tramitar el número y la tarjeta de B y llegan esos problemas de los que estábamos advertidos, a ella no se lo dan si no presenta un contrato de trabajo o un documento que justifique la solicitud. Ya me habían contado que tienen cierta facilidad para pedir ese documento, lo piden pero no deben, porque no estás obligado a explicar los motivos de tu solicitud y además, tener el maldito número, en teoría, es un derecho. No voy a preguntar cómo solucionar el problema....ya me sé la respuesta.

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