El tiempo nos ha engañado, y eso que estábamos sobre aviso. El invierno amaga a menudo con irse y nos hace creer que la primavera está a la vuelta de la esquina, para luego volver con más fuerza. El pronóstico habla estos días de frío, viento, nieve y cielos grises. Hoy se ha cumplido.
Ahí fuera resiste la nieve en las azoteas y de la poca caída la última noche quedan algunos restos en las aceras y en los parques. Desde la ventana del salón seguimos viendo como una grúa acaba con el brownstone de enfrente con el riesgo de equivocarse en algún golpe y destruir también el CNO Gyros o el pobre Mary's Café, que resiste como puede el paso del tiempo. El solar, que poco a poco se va abriendo paso frente a nosotros, amenaza con ser ocupado por un nuevo rascacielos y robarnos nuestra fantástica vista de The Loop, igual que ese feo edificio de apartamentos sólo nos deja intuir el final de Tribune Tower, con su bandera en lo alto. Al fondo se intuye el río.
En aquella esquina, no deja de entrar gente en el Dominick's, llevamos días sin dejarnos caer por allí, ¿nos echarán de menos?. En la otra esquina, el aparcamiento del Boston Blackies, o Blac, según el cartel medio fundido que lo anuncia y que no anima mucho a entrar, se va llenando poco a poco, se nota que es sábado noche. Al otro lado de la calle el depósito de agua resiste con su adorno navideño, nadie se ha molestado todavía en subir hasta allí para quitarlo.
Una de las ventajas de estar aquí, es que podemos ver las cosas desde arriba, como le hubiera gustado a Suso.
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