Hoy nos hemos echado a andar como si fuera la última vez que fuéramos a caminar estas calles. Chicago nos dice que se alegra de tenernos aquí y nosotros hemos conocido nuevos barrios, hasta hoy desconocidos, y así se nos ha ido el día.
Primero el metro nos ha llevado hasta Bucktown, la Ciudad del Cabrón, sin animo de ofender a nadie, en el noroeste, muy lejos de nuestro radio de acción habitual. El barrio lo habitaban originalmente emigrantes polacos, al parecer aficionados a la cría de cabras. Los polacos fueron sustituidos por alemanes, estos por cubanos y puertorriqueños y estos, en los últimos años, por nuevos yuppies que rehabilitaron muchas de las casas y convirtieron en lofts de diseño los viejos almacenes. Allí, visita rápida, muy rápida, a lo que nos vendieron como un mercado donde comprar fruta y verdura a granjeros locales, y que en realidad era una reunión de hippies vendiendo miel ecológica y sidra dulce en un viejo teatro. Curiosa visión, tras la que nos hemos ido un poco hacia el sur, a seguir explorando.
El metro nos ha dejado en Belmont, para darnos una vuelta por Lakeview, famoso por acoger una de las comunidades gays más numerosas y activas (creo que esta palabra no está muy bien escogida) del país. Luego, un paseo por el vecino Lincoln Park, barrio joven y bullicioso con miles de tiendas en las que curiosear...pero cada vez más caro, por lo que cada vez se puede curiosear menos.
Casi sin darnos cuenta hemos seguido caminando y nos hemos visto atravesando poco a poco Old Town, Gold Coast, River North y Streeterville para llegar de nuevo a casa. Los pies molidos y lo bastante cansados para empezar con fuerza una nueva semana...¿qué nos traerá?.
Música para el lunes, otro mas. Fuerza y honor.
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