HOME RUN

El verde se va abriendo paso poco a poco y la gente se ha echado a la calle. Y todos los parques, que hasta hace poco eran enormes campos de nieve, se han convertido en pistas de deporte...de todos los deportes. Se han inundado de repente de jugadores de béisbol, con un pitcher en silla de ruedas, de gente lanzando el frisbee y tratando de meterlo en un par de porterías...sin portero. También hay otros que tratan de jugar al fútbol de verdad, he comprobado que aquí es un deporte de chicas y gente jugando al lacrosse, curioso deporte de origen indio, de lo poco que han aprendido por aquí de los antiguos dueños del país. Yo los miro con cierta envidia mientras espero el bus, o mientras voy en él.

En el lunch de hoy por fin me he atrevido a pedir la hamburguesa de salmón que tanto anuncian en el grill, he de confesar que con pocas expectativas. Pero el sabor me ha recordado de golpe al rollo de bonito (¿o es bonito en rollo?) y de repente me he visto sentado en el porche de Posada, recién llegado de la playa, con las manos ásperas por la sal y la arena secándose en los pies y el nordeste colándose por debajo del cristal que tapa el arco. Enseguida un negro me ha gritado casi al oído...Whassup!? y me he despertado de golpe.

Siempre había sabido del poder de los olores para transportarnos a momentos ya vividos o a lugares en los que estuvimos antes, hoy he comprobado que el gusto tiene un efecto similar.

En mi pendrive tengo la charla que dará mañana Todd Baron, soy el encargado de protegerla...gran privilegio.

Una canción, mañana más...y mejor, si se puede.