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martes, 23 de marzo de 2010

LUNFARDO



Hace algun tiempo leí un pequeño relato, no recuerdo bien donde ni tampoco quien lo escribía, aunque creo que fue en el suplemento de fin de semana de algún periódico y que el autor era uno de los columnistas habituales. Hablaba de un viaje a Nueva York, posiblemente del escritor, después de muchos años sin aparecer por allí.
El viajero tomaba un taxi en el aeropuerto y camino del hotel, recorriendo Manhattan y mirando por la ventanilla, hubo algo que le llamó la atención. Veía muchas prostitutas en las calles, apoyadas en la pared mientras esperaban a algún cliente, no lo recordaba así.
Pasaron por Madison, por la 42, bajaron por Park Avenue...la escena seguía repitiéndose en cada calle y no pudo aguantar la curiosidad. Comentó su sorpresa con el taxista que le explicó que aquello no eran putas, sino oficinistas acorraladas por la ley anti-tabaco, echando el cigarro en la puerta del trabajo.
Ahora esa imagen no sorprendería a casi nadie, ocurre lo mismo en cualquier ciudad europea, así que aquí se han decidido a dar un paso más prohibiendo fumar al aire libre. Muchos restaurantes advierten con grandes carteles que no está permitido fumar a menos de quince pies de la entrada, lo mismo ocurre en muchas zonas del campus, especialmente alrededor del hospital, y velar por su cumplimiento es uno de los mayores entretenimientos de la policía de la universidad. Peculiaridades de la vida moderna, también aviso a navegantes y a los futuros visitantes de la ciudad del viento.

Va a tener razón la Sinde, eso de ver películas por internet es una estafa...llevamos tres días tratando de acabar una sin conseguirlo. Hoy intentaremos de nuevo saber como acaba la novela del Dr. Expósito, que en realidad no es doctor, a ver si hay suerte. Os dejo algo de música por aquí.

1 comentario:

  1. ¿No se puede fumar ni en casa?. Menudo país y menuda gente que lo aguanta.

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