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jueves, 18 de marzo de 2010

TIMOTEO



P. colecciona clases de inglés. Ha pasado por Marcie, la hippy loca, en la International House conoció a la escandalosa Laura, ha experimentado la muy concurrida clase en el Truman College, allá en el norte y ha aprendido inglés rodeada de chinos en pleno Loop.
Estuvo apuntada en tres al mismo tiempo y a pesar del caos aparente siempre acierta con el sitio y la hora, nunca se presenta en el lugar equivocado con la clase celebrándose en el otro extremo de la ciudad...conoce Chicago mucho mejor que yo.
Aprende a toda velocidad y dentro de poco me dejará atrás, y a la misma velocidad conoce gente, en esto siempre me ha ganado, por lo que no es una sorpresa.

El caso es que en una de sus clases le sorprendió la presencia de un hombre demasiado mayor para estar aprendiendo nada, ya en edad de olvidar. Elegantemente vestido, con su traje, su corbata, su abrigo impecable y su maletín de piel. Le costaba enorme esfuerzo pronunciar cada frase, casi cada palabra, y olvidaba con facilidad el vocabulario aprendido en la clase anterior. Todo sorprendente para alguien con un aspecto tan culto y educado.
Fueron pasando los días y B. seguía extrañada con aquel alumno, hasta que alguien le reveló el misterio. Era el hermano de Margaret, la profesora, y hace tiempo que tuvo alguna enfermedad cerebrovascular, se había olvidado por completo de hablar y de escribir y ahí estaba, tratando de aprender de nuevo.

1 comentario:

  1. Qué bueno es saber de B. por aquí, que cada vez que la cosa se pone muy clínica y visceral doy más gracias por la vocación de historiador y no la de médico. Pero en todo caso se lee puntualmente cada día, que es un orgullo tener al "primo-génito" al otro lado del charco aprendiendo de los mejores (aunque sea de páncreas y tubos) y conocer de sus aventuras diarias. Y, por supuesto, de las de B también.
    Un beso muy grande.

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