Después de todo, el regreso a la rutina no ha sido para tanto, es posible que porque casi todo sigue igual y porque por muy largos que me parezcan, cinco días no dan para muchos cambios. Aunque esta mañana tuve que mirar de nuevo el horario del autobus.
Nina en su puesto dispuesta a soltar el good morning de rigor en cuanto cruzo la puerta, el jefe a lo suyo, Deanna con su buen humor de siempre, Barb organizando citas y exploraciones y ahora agradecida porque me acordé de traerle de Nueva Orleans lo que me encargó, Marilu empeñada en no dirigirme ni una palabra en español, Sharon tarareando whatever wil be, will be, Ada con sus pijamas de Betty Boop y ahora con gafas nuevas, la china de los sandwiches sin lograr hablar un inglés que yo sea capaz de entender, las palomitas a la hora de siempre, la bata del Dr. Ross colgada sobre mi silla...la vida sigue donde la dejé. Lo único que se ve distinto es que no queda ni un solo árbol sin hojas y que por el campus ya parece prepararse el fin de curso.
Aquí dejo la canción del día, magia y esas cosas.
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