El colchón hinchable del salón se está empezando a parecer a las camas calientes de las guardias y ya hemos hecho intercambio de visitantes. Antes de eso, como suele ser habitual, hemos estirado el día tanto como hemos podido.
Tras recuperar parte del sueño perdido nos hemos decidido por cerveza y patatas fritas en una terraza al sol, y aunque suene a aperitivo en la Plaza Mayor estábamos en plena Grand Avenue, en la misma ciudad del viento.
Y de ahí, a pasear en kayak por el río viendo como los rascacielos parecían caérsenos encima, ya nos quedan pocos sitios desde los que contemplar la ciudad. Hemos remado casi hasta Tribune Tower y no podemos decir que ayudados por la corriente, porque hace más de cien años que le dieron la vuelta al río para evitar que contaminara el lago y ahora las aguas desembocan en varios canales artificiales antes de llegar al Mississippi. Milagros de la ingeniería.
Y la historia de hoy ha terminado mirando los primeros fuegos artificiales de la temporada desde la terraza de la Trump Tower, todo regado con unos mojitos y rodeados de gente guapa. No ha sido mal final.
Ahí queda una canción para el vikingo que nos deja y al que desde ya empezaremos a echar de menos, y también un cambio en la galería de fotos, por si os apetece conocer el planeta NOLA desde vuestra ventana.
Desde Posada,la casina,preparandonos para el Camino os mando el beso del día.Que los nuevos inquilinos del "colchon inflable"disfruten de vuestra compañía;dentro de muy poco os contrataran como expertos guias de Chicago city.
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