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martes, 16 de noviembre de 2010

NOBLES Y LEALES


Además de apodos por una extraña aficion local, aquí, como en todas partes, las ciudades y estados, también tienen sus escudos y los escudos sus lemas. Y yo mis manías, y una de ellas es fijarme en estas cosas sin importancia.

El del país es de sobra conocido, In God we trust, que también coincide con el de algunos estados, como Indiana, y que curiosamente mantienen invariable a pesar de haberle cambiado el nombre a todas las fiestas religiosas, por aquello de no herir la sensibilidad de los más sensibles. En cambio en California se ocupan de cuestiones mucho mas terrenales, Eureka, acordándose de lo que exclamaban los buscadores de oro cuando por fin lo encontraban.

En las ciudades que hemos ido visitando los hay muy poco originales, como el de Nueva York, Sibillum civitatis novi eboraci, que no significa más que sello de la ciudad de Nueva York; para inventarse el de Chicago tampoco parece que se esforzaran mucho, Urbs in horto, no sé si por aquello de la plantación de cebollas, aunque menos interés pusieron todavía en Milwaukee, que simplemente no tiene. El de San Francisco, ocurrente o no, al menos se conserva en el idioma original de sus fundadores, Oro en paz, fierro en guerra, y no está escrito en latín, lengua que no tiene ningún sentido ver por aquí tanto como se ve.

Pero sin duda el mejor de todos los vistos hasta ahora es el de Nueva Orleans, Laissez les bontemps rouler, algo así como dejad que los buenos momentos duren. Pues eso.

Más música.

1 comentario:

  1. Pues ya somos dos los que nos fijamos en esas cosas sin importancia. Todavía conservo la colección de fotos de matrículas de los estados que pude hacer por aquellos pagos...

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