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viernes, 23 de abril de 2010

SAN BRUNO





Hoy hemos cambiado los libros y las rosas por un día completo explorando a fondo la ciudad de la bahía. Lo primero, viaje colina arriba y colina abajo a bordo de un cable car hasta llegar al borde del agua y ver Alcatraz y el Golden Gate allá al fondo, un tanto ocultos por la bruma.

Paseo entre los muelles, atestados de puestos de cangrejos, ostras, gambas, calamares...músicos callejeros y tiendas de recuerdos, donde se pueden encontrar los mismos objetos, habitualmente completamente inútiles, en cualquier lugar del mundo, sólo hay que cambiar el nombre del lugar. Obviamente hemos dado buena cuenta de uno de esos cangrejos, cerca de medio kilo de pez con patas, que nos ha hecho sentir con las suficientes fuerzas como para deshacer caminando el camino andado en tranvía. Casas victorianas, muchas cuestas y Lombard Street con sus curvas y sus hortensias, pero aún sin flores.

Después visita a Union Square y Market Street, plena zona comercial con todas las tiendas que ya nos hemos acostumbrado a ver por aquí, y en las que por una vez, y sin que sirva de precedente, nos hemos resistido a entrar. Desde allí, hemos seguido el paseando hasta Embarcadero y luego cena en Little Italy.

Ya de vuelta casi hemos podido tocar el agua del Pacífico, tan fría como la de casa, según cuentan. Resumen del día, nos gusta California y nos gusta la compañía. Mañana más...y mejor, a ser posible.

Música, para no perder la costumbre, no se si buena o no.

2 comentarios:

  1. No se si es buena o no, pero a mi me gusta.
    Un beso

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  2. Bueno, cada uno en su lado del charco, pero todos bien. Acaban de irse los de "la familia", que han estado pasando la tarde (comida, merienda y cena, incluyendo ballet en el Mira, mira tú por donde)y todos parecen bien, incluyendo al ex-hospitalizado, que aunque más delgado (para la próxima resonancia) parece estar bien y animado por no tener o tener menos dolores.
    La señora y yo, bien. Recuperados del sueño por la diferencia horaria y animados a lo próximo, que no sé qué será.
    Confío que vuestra estancia en esa otra costa os resulte grata, a pesar de la escasez de utensilios de comer y beber. Siempre os quedará un Dominiks (¿?) cerca.
    Besos, como siempre, y recuerdos al amigo americano, también como siempre.

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