Me confieso delincuente habitual, hace tiempo que no pago por la música que escucho, ni tampoco por la que no tengo tiempo de escuchar, que es casi más. Hasta hoy no había sentido ningún remordimiento especial por mis robos intelectuales, por mucho que le pese al rey del pollo frito.
Uno de mis últimos descubrimientos estrena disco y su página web ofrece su música a cambio de lo que cada uno considere justo pagar por ella...o bien te deja llevártela gratis. Me ha dado un ataque de vergüenza y me ha hecho pensar en todo esto.
Por lo demás, todo bien, calor tropical y una semana más que se acaba.
Aquí seguirá habiendo música.
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