Tras algo más de dos horas esperando mesa, hemos podido cenar donde el presidente y la primera dama se tomaban sus margaritas cuando aún vivían por la calle 51. Cuentan que de vez en cuando todavía se dejan caer por aquí.
También cuentan que es el mejor restaurante mexicano de EEUU, no se si llegará a tanto, sobre todo teniendo en cuenta que en cada pueblo y en cada ciudad americana siempre hay algo que es el lo más grande, lo más pequeño, lo más alto, lo más bajo, lo más gordo...lo mejor.
Lo importante ha sido que han caído algunos margaritas y algún reposado con su sangrita, rememorando nuestros días mexicanos, que hemos disfrutado de la cena y de la compañía y que ha sido un buen final de semana. Feli, misión cumplida.
Y mañana creo que nos invaden el salón. Más música.
Pues aquí lo que hay es paz, buen tiempo (¿recordais los días de septimbre en los que se puede estar al sol, porque no quema, y la playa semivacía, con el mar como si fuera el lago?) buen ambiente porque ya se fué la turistada,y las mismas gentes amigas gozándolo al mismo tiempo. ¡Ojala el próximo verano podamos disfrutar todo esto juntos!
ResponderEliminarRecuerdos y besos.
Esas invasiones son las buenas; no como la mía, que despues de tres semanas de vacaciones tengo montañas de ropa sucia que invaden media casa; la otra media son cubos, palas, y toneladas de arena de playa que no me explico de dónde han salido (creí sacudir todo ants de salir de Cádiz).
ResponderEliminarQué disfruteis los cinco por aquel lado del mar y el de las barbas por éste.
A ver si ahora puedo leer el blog a diario.
Besotes