El curioso sistema para otorgar y renovar visados en este país obliga a la cada vez menos nueva advanced endoscopy fellow, venezolana de nacimiento y española de origen, a encontrar un trabajo antes de terminar sus días por aquí sino quiere perder el suyo.
Pero no le vale un trabajo cualquiera, a cambio de un nuevo visado deberá ejercer un mínimo de tres años en sitios un tanto despoblados y poco atractivos para los médicos norteamericanos. Una vez cumplida la penitencia podrá optar a destinos más apetecibles como Nueva York, Los Angeles, Chicago, Boston...
Es por eso por lo que los dos últimos fines de semana ha volado hasta Portland, la misma ciudad en dos estados distintos y en extremos opuestos. La primera vez en Oregon donde según cuentan llueve sin parar, al parecer es lo más salvaje del salvaje oeste y en su día hizo frontera con la Nueva España que empezaba en California; la segunda en Maine, en la bucólica Nueva Inglaterra, que por aquí sólo es conocido porque comen langosta hasta para desayunar.
Así que ahora tiene que elegir entre la lluvia o las langostas y no parece entusiasmarle demasiado la idea, pero algo parecido le pasó a Joel y se quedó en Manonash para siempre, así que nunca se sabe.
La canción.
Y si te dan a elegir a tí? Yo me quedo con las langostas, el olor a mar es mucho mejor que el de tierra mojada por la lluvia constante. Hoy aquí hace el típico día horrible asturiano de paraguas y gafas de sol.
ResponderEliminarBesos
mabel
Yo tambien me quedaria con las langostas, me va mas esa vida tranquila en Nueva Inglaterra que la del salvaje oeste. Y a la lluvia cuesta acostumbrarse.
ResponderEliminarMe da que por allí a la hora de poner nombre a las ciudades no parecen tener mucha imaginación, que se diga.
ResponderEliminarVuelvo a comentar por aquí una vez recuperada la relación entre tu blog y mi ordenador, pero al tener tanto trabajo atrasado comienzo por lo último he iré descendiendo con las tareas pendientes...
Un beso muy fuerte