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martes, 7 de diciembre de 2010

INSPECTOR GADGET


He tenido la suerte y el privilegio de compartir mesa y mantel con el jefe americano, con una de las médicas que más me ha ayudado con el trabajo de éstas últimas semanas y con un ilustre visitante recién llegado de Bruselas para pasar unos días por aquí impartiendo y compartiendo sabiduría. Y además de por la compañía, la cena merecía la pena por el sitio, uno de los restaurantes recientemente "estrellados" en la guía Michelin, que hace poco se ocupó por primera vez de la ciudad.

Y cuatro médicos sentados a la misma mesa, venidos de cuatro paises distintos, y con poco en común salvo la profesión, sorprendentemente hemos pasado el tiempo hablando de uvas, de vinos y de sus precios, de los peligros a los que uno se expone cuando trata de cruzar determinadas fronteras con demasiados sellos en su pasaporte, de la potencia económica de la India, de México y de sus riesgos, de la no conquista de Asturias por los árabes, del cuidado que hay que tener cuando se bebe demasiado tequila en la plaza de Garibaldi o demasiadas caipirinhas en Sao Paulo, de los mejores rincones de Chicago, de la afición de los rusos al vodka y de los japoneses a casi cualquier bebida, del nuevo modelo desarrollo urbanístico de las ciudades norteamericanas, de bilingüismo y biculturalismo...muchas cosas y muchos temas y ninguno tocaba la medicina ni de lejos. Lo que se agradece casi siempre.

2 comentarios:

  1. Esas charlas y esas comidas son de las mejores. Anda que no he pasado yo veces "arreglando el mundo" entre cuatro amigos. Eso sí, nunca he podido hacerlo con cuatro nacionanalidades diferentes, lo que le confiere a eso de "arreglar el mundo" un sentido más literal.
    Y, por cierto, ¿cómo se han tomado eso de la región poblada por irreductibles astures que resiste ahora y siempre al invasor sarraceno?

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  2. Más que tomárselo la sorpresa ha sido que dos de los presentes se sabían la historia. Increíble, pero cierto.

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